Al estudiar una escala siempre prestamos atención a la limpieza del paso entre las notas, a la dirección que les damos, a su regularidad y a la velocidad a la que somos capaces de tocar —como hemos insistido en los artículos anteriores de esta serie—, pero hay muchas más cosas que se pueden mejorar haciendo un trabajo de escalas variado y bien estructurado. A ellas dedicaremos los dos últimos artículos de esta semana. En el de hoy hablaremos de la articulación.
Recordemos que cuando hablamos de escalas nos estamos refiriendo a cualquier ejercicio basado en una serie regular de notas, que puede ser una escala propiamente dicha, o en terceras o cualquier otro intervalo, arpegios, o cualquier otra estructura o ejercicio basado en una progresión. Por ejemplo, los que se proponen en el Cuaderno de estudio.
Al trabajar la articulación en una escala podemos, a su vez, dividir el estudio en dos tipos:
- Agilidad y velocidad de la articulación
- Pronunciación de las notas.
Los ejercicios del primer tipo buscan conseguir un amplio repertorio de posibilidades a diferentes velocidades, de forma que se pueda disponer de forma automática de la articulación correcta cuando aparece en una partitura. Suelen consistir en ir variando la combinación de notas picadas y ligadas dentro de la estructura establecida, como en los siguientes ejemplos:


Los ejercicios de pronunciación, por su parte, buscan diferenciar bien las diferentes maneras de atacar una nota y —igualmente importante y muchas veces olvidado— cómo se mantiene a lo largo de su duración y como se corta el sonido.
Una nota picada puede tener una pronunciación fuerte semejante a una T o más suave, similar a una D, o cualquier punto intermedio entre ellas. Por otro lado, el sonido puede mantenerse sin variación a todo lo largo de la nota o disiparse después de un ataque marcado, y la nota puede cortarse en seco con la lengua o se puede dejar que se corte por sí sola al disminuir el flujo de aire.
Un ejercicio en apariencia muy simple pero que resume muy bien muchas de las destrezas que son necesarias al tocar es el siguiente —es el primero dedicado a las escalas en el Cuaderno—:

Como hemos dicho, parece muy fácil, pero esta impresión es engañosa. Se puede pedir a un estudiante de cualquier edad y nivel que toque esta escala, y probablemente lo haga bien de forma inconsciente, pero si observamos un poco más de cerca cuantas cosas diferentes está haciendo de forma simultánea mientras toca esta serie de jotas en apariencia tan sencilla descubrimos varias cosas.
- Necesita ir aumentando la velocidad del aire a medida que la escala sube, de lo contrario la afinación quedaría baja y el sonido, descentrado.
- También precisa de ir aumentando la cantidad de aire que echa, para mantener la dirección ascendente de la frase.
- Además no basta con controlar la cantidad y velocidad del aire, para hacer un acento en cada nota necesita aumentar repentinamente su apoyo en el diafragma y volverlo a relajar de forma casi inmediata para lograr que el ataque de la nota sea más fuerte que el reto de la misma.
- Pero si solamente se hiciera todo lo anterior, al intentar hacer pasar una cantidad mayor de aire por una embocadura con la misma abertura, el principio de cada nota quedaría alto de afinación y el sonido se estrecharía, por lo que debe hacer un movimiento repentino de abrir y cerrar la embocadura que compense la diferencia de caudal de aire y mantenga la presión constante.
Afortunadamente hacemos toda esta serie de movimientos relacionados de una forma automática e inconsciente y sin necesidad de pensar en cada uno de ellos, de la misma manera que no pensamos en cada movimiento de los labios y la lengua cuando hablamos. De lo contrario nos desmoralizaríamos enseguida.
A la mayoría de principiantes no les cuesta demasiado esfuerzo hacer esta escala porque la relacionan con la pronunciación que le darían si la estuvieran cantado (Temm, Tim, Tam, Tom, Tam, Tim, Tom, Temmm), y de esta manera aprenden de forma isconsciente y desde muy pronto a relacionar movimientos bastante complejos. Pero es importante que a partir de cierto nivel estudiemos qué es lo que ocurre realmente, porque de esta manera podremos corregir posibles problemas que vayan apareciendo y podremos proponer mejoras porque sabremos en todo momento qué es lo que estamos haciendo realmente.
La mayoría de las personas no tienen ningún problema al hablar y no necesitan pensar en cómo pronuncian las palabras, pero otras pueden necesitar, por el motivo que sea, la ayuda de un logopeda que les muestre, precisamente, cómo se consigue producir cada sonido del habla y les ayude a lograrlo. También muchos instrumentistas saben tocar de una manera excelente por pura intuición, pero cuando tienen que enseñar a sus alumnos deben analizar qué están haciendo realmente para poder ayudarles. Por otra parte, el conocimiento objetivo de nuestra propia forma de tocar es una garantía de que podremos hacer frente a futuros problemas.
Hoy solo hemos hablado de una escala con las notas acentuadas, pero ¿sabríais analizar y explicar cuál es la diferencia entre estas cuatro articulaciones y cómo intervienen el apoyo del diafragma, la lengua y la embocadura en cada una de ellas?:

JMR