Hoy empezaremos a explicar la forma de trabajo propuesta para cada uno de los apartados del Cuaderno de estudio que se podrá descargar gratuitamente el próximo viernes, con todas las explicaciones y ejercicios.
Los ejercicios de sonido del Cuaderno toman como base las notas del arpegio de cada tonalidad. Esto evita alargarlo en exceso y permite realizar una o varias de las variantes propuestas para cada uno, aunque si se desea se pueden trabajar todos los grados de la escala de forma similar a la propuesta.
Esta parte del estudio incluye el trabajo de:
- Notas tenidas
- Octavas
- Ejercicios de tónica-dominante
- Arpegios
Se ha sugerido una duración determinada para garantizar que las notas tienen una duración adecuada que permita controlar el sonido de forma relajada. Es importante que la inspiración se haga cómodamente en ese mismo tempo, aprovechando un pulso completo para tomar la cantidad justa de aire, que deberá estar bien apoyado en el diafragma y la parte baja de los pulmones. La duración propuesta para los ejercicios puede variarse a voluntad, pero cuidando siempre de que la inspiración sea relajada y en un solo gesto. Así se conseguirá utilizar este como ejercicio de relajación, no solo de sonido
En el cuaderno no se indica ninguna dinámica concreta, porque para el trabajo básico de sonido se debe priorizar la homogeneidad en los diferentes registros y la afinación. Hasta conseguirla es preferible hacer los ejercicios sin vibrato y con una intensidad moderada en la que se sienta que el aire fluye por sí solo sin necesidad de empujarlo ni de retenerlo.

Es muy importante distinguir los distintos movimientos de los que depende cada uno de los aspectos del sonido. En este caso la afinación con un sonido equilibrado en todos los registros está supeditada a acompañar el cambio de tesitura —en las octavas, por ejemplo— con un sutil movimiento de la lengua que varía la presión del aire y con ello su velocidad. Es la aplicación práctica de los ejercicios con la caña que se proponen en el apartado titulado Antes de empezar.
Estos ejercicios se pueden variar incluyendo cambios de intensidad o introduciendo el vibrato —o una combinación de ambos—. En todo caso, es necesario decidir de antemano qué se va a trabajar con el ejercicio y hacerlo de la forma más controlada posible, siendo conscientes de cada uno de los gestos implicados y de las correcciones que son necesarias en cada caso.

Cuando se trabajan las notas tenidas con cambio de intensidad —crescendo-diminuendo— hay que cuidar de que no varíen la afinación o la amplitud del sonido abriendo ligeramente la embocadura. De esta forma se evita aumentar de forma innecesaria la presión del aire y con ella su velocidad —lo que haría que la afinación subiera—, a la vez que estrecharía el sonido.
Conviene trabajar las octavas alternando unas repeticiones manteniendo la intensidad del sonido y otras con varias dinámicas. Si se hace el trabajo de octavas de forma sistemática haciendo un crescendo hacia la nota superior se corre el riesgo de enmascarar el necesario movimiento de la lengua con el envío extra de aire —que comprime el aire igualmente, pero dificulta dominar el piano en el registro agudo—.
En todo caso, las variantes aplicadas al ejercicio en cada momento deberán decidirse antes de empezar a trabajarlo.

Se debe aplicar el mismo criterio de homogeneidad y control del sonido al resto de los ejercicios de sonido propuestos —tónica-dominante y arpegios—.

En el caso de los arpegios se proponen dos velocidades diferentes, una para utilizarlos como ejercicio de sonido y la otra como preparación al trabajo de flexibilidad del ejercicio número cinco. En ambos casos debe buscarse la limpieza de la ligadura, sin golpear el sonido en los cambios de nota.

Mañana explicaremos los ejercicios propuestos para el trabajo del mecanismo y la digitación.
JMR