Como es bien sabido por todos y ya se ha hablado de ello en otros artículos dedicados al tema de la respiración, en el momento de tocar es de gran importancia el control del diafragma como un medio para obtener un caudal regular y bien controlado de aire. Es la base de la columna de aire, pero no su único componente ni el que proporciona al sonido sus características más específicas. Tampoco se debe pensar que cuanta más cantidad de aire se sea capaz de inspirar se conseguirá un mejor sonido. El volumen de aire que proporciona el apoyo en el diafragma se moldea más arriba —en la garganta, con la lengua y en determinadas circunstancias con la embocadura— para poder controlar el sonido en diferentes tesituras.
No es extraño encontrar personas que pretenden confiar todo el control de la emisión al diafragma, lo que provoca tensiones innecesarias además de no conseguir el efecto deseado. También hay otras que pretenden aplicar al suyo técnicas específicas de otros instrumentos sin detenerse a analizar sus particularidades y en qué medida se necesita una adaptación —como aquellos de otros instrumentos que pretenden imitar la técnica de la flauta o instrumentistas en general que intentan aplicar la técnica del canto a su instrumento—. Cada instrumento tiene unos requerimientos diferentes y, aunque gran parte de la técnica de respiración sea compartida por todos, es imprescindible orientar el análisis hacia el propio instrumento para hallar el recurso técnico más adecuado.
Por ejemplo, en el caso del oboe —que necesita mucha menos cantidad de aire para sonar que la flauta— el volumen que debemos tomar debe ser el suficiente para poder sentir un buen apoyo hacia abajo pero sin excederse, puesto que al contrario que en el resto de instrumentos de viento es imposible vaciarse a través del mismo debido a la pequeña abertura de la caña. Este hecho provoca que el exceso de aire deba ser expulsado antes de la siguiente inspiración, de ahí la importancia de tomar solamente la cantidad justa para conseguir una respiración más fluida y rápida. Esta variabilidad en la cantidad del aire necesaria en cada instrumento debe ser tenida siempre en cuenta para conseguir una respiración relajada y eficaz.
En todos los casos la sensación de apoyo debe iniciarse en la parte baja de los pulmones, que se prolongan por a parte trasera de la espalda. Por muy poco aire que se tome, debe encontrar su lugar precisamente ahí. Al ir incrementando la cantidad iremos ocupando un volumen mayor de los pulmones, hacia arriba.

Un ejercicio que suele funcionar bien en clase, sobre todo con los alumnos más pequeños, es imaginar una camiseta de rayas horizontales. Aunque esta imagen no representa exactamente lo que ocurre en la inspiración es muy eficaz para provocar de forma natural los movimientos que queremos:
- Tomamos solamente un poco de aire, teniendo especial cuidado en dirigirlo hacia abajo, hacia la primera franja horizontal de una imaginaria camiseta de rayas. Llevar un cinturón puede ayudarnos a verificar que lo hacemos correctamente. Podemos llamarlo fase uno.
- Nos vaciamos y volvemos a tomar aire como en el primer ejercicio, pero esta vez imaginando una nueva franja horizontal en nuestra camiseta por encima de la anterior. Debemos sentir que esta cantidad ligeramente mayor de aire sigue bien asentada en la base y abarca las dos primeras franjas, pero sin invadir la parte superior de los pulmones —o de nuestra camiseta— . Fase dos.
- Fase tres (y siguientes). Repetimos el segundo ejercicio con una cantidad progresivamente mayor de aire si perder la sensación de apoyo en las franjas inferiores a medida que vamos llenando las siguientes.
Este ejercicio únicamente pretende formar una imagen. Ni nuestro cuerpo está dividido en franjas ni el aire baja hasta el cinturón o el ombligo, pero si se consigue esa sensación será señal de que los músculos abdominales estarán haciendo su trabajo correctamente y nos proporcionarán el apoyo que necesitamos.
En la práctica, un oboísta muy pocas veces necesitará ir más allá de la fase uno y dos — no suele ser necesario llenarse más— con lo que la parte alta del cuerpo puede estar más relajada. Otros instrumentistas deberán encontrar el volumen justo de aire que necesitan para tocar de forma confortable.
Os invito a que lo probéis.
JMR