Tenemos un nuevo libro

En el artículo de esta semana espero que me permitáis presentaros el fruto de mi trabajo durante gran parte del curso pasado: mi nuevo libro, titulado «La técnica instrumental aplicada a la pedagogía», en la colección Ma non troppo de la editorial Redbook. Está dirigido a todos los instrumentistas —no solo oboístas o de otros instrumentos de viento— interesados en la pedagogía y en cómo adaptar su saber hacer como intérpretes al día a día en clase.

La idea de escribirlo me surgió al pararme a reflexionar sobre las similitudes y diferencias entre el trabajo de intérprete y el de docente de un instrumento. Afortunadamente tengo la ocasión de desempeñar ambas actividades con regularidad, por lo que tengo un conocimiento de primera mano sobre el tema.

Pero para que el libro no versara únicamente sobre mi experiencia ni manifestara solo mis opiniones decidí recabar el mayor número posible de colaboraciones para lo que, además de una serie de entrevistas personales con músicos de mi confianza, elaboré una encuesta sobre el tema que envié a multitud de conservatorios y escuelas de música de toda España. Afortunadamente pude contar con poco menos de quinientas respuestas, en las que además de contestar a las preguntas formuladas los participantes expresaron sus dudas y puntos de vista. Estoy muy agradecido a todas las personas que participaron en la encuesta. Sin su colaboración el libro habría sido muy diferente, y sin lugar a dudas mucho menos completo. Los resultados de ese trabajo de campo se pueden consultar en la segunda parte del libro, y serán objeto de un trabajo posterior del que en unos meses tendréis noticias.

La primera parte del libro recoge toda esa información y ofrece unas pautas para saber adecuar a utilización de nuestros conocimientos y habilidades al trabajo concreto que estamos desarrollando en un momento dado. Es decir, cómo podemos ser unos intérpretes eficientes en el momento del concierto —sea cual sea el lugar, nivel o formación con la que estemos actuando— y como ser unos buenos profesores que ayuden a sus alumnos a avanzar eficazmente por el aprendizaje de nuestro instrumento cuando estamos trabajando en nuestro conservatorio o escuela de música.

Después de una explicación de las similitudes y diferencias entre ambas actividades musicales, en el libro se ofrece una serie de consejos para que la transmisión de nuestros conocimientos sea eficaz, y unas pautas para organizar de una manera eficiente el trabajo en clase y con ello el estudio personal de nuestros alumnos.

Por último —este es uno de los capítulos que considero más interesantes—, se ofrece una guía sobre cómo preparar la prueba práctica docente en una oposición para una plaza de profesor de una escuela de música o conservatorio. A decir verdad, este apartado está en el origen de la gestación de todo el libro, porque hace tiempo que me dí cuenta de que esta parte de la oposición es la que en muchas ocasiones no se prepara con la debida atención, quizá considerando que basta con tocar bien para enseñar bien —aunque desde los primeros capítulos del libro queda claro porqué esto no es necesariamente así—, o simplemente porque no se sabe cómo abordar su estudio y planificación. No olvidemos que para ser un buen profesor de instrumento es necesario —imprescindible— tocar bien, pero también saber enseñar a tocar bien, y que se debe ser capaz de demostrar ambas capacidades ante una comisión de selección y en un momento muy concreto, el de la prueba.

En próximos artículos de este blog repasaremos con más detalle los temas que se recogen en el libro. Si estáis interesados en él, lo tenéis a vuestra disposición al precio de 16,90 euros en grandes librerías y en la mayoría de los sitios de venta de libros por Internet.

Si tenéis cualquier duda, queréis profundizar más en alguno de estos temas o proponer otros nuevos, no dudéis en poneros en contacto conmigo. Más adelante realizaré una serie de presentaciones en distintas localidades, acompañadas de conferencias y mesas redondas. Os mantendré informados.

Ha sido un largo trabajo, pero muy interesante para mí. Confío en que también lo sea para todos vosotros.

JMR

2 Comments

  1. ¡Qué buena pinta! Me alegro que haya intérpretes que se dediquen a enseñar con ideas pedagógicas más allá de apelar a la intuición (sin herramientas) del alumno. Sin embargo, algunos de los profesores de los que más he aprendido, no han tocado en clase o han tocado otro instrumento. Eso sí, siempre han estimulado mi faceta musical, generalmente cantando o a través de las armonías en el piano. Por eso quería preguntarte si crees imprescindible que un buen pedagogo sea un buen intérprete o basta con que sea buen músico.

    Un saludo, ¡y enhorabuena por tu libro!

    Le gusta a 1 persona

    1. Hola, Carles:

      Muchas gracias por tu comentario. Precisamente una de las intenciones del libro era animar a utilizar el análisis y la reflexión para ver cómo conseguimos realmente cada cosa con nuestro instrumento sin depender exclusivamente del azar, del procedimiento de prueba-error o, como dices, de la intuición.

      Tocar en clase ayuda mucho a mostrar a los alumnos el objetivo de cada ejercicio o nuestra concepción musical de la obra, pero no basta si no viene respaldado por una explicación clara de qué es lo que está ocurriendo realmente. Tocando otro instrumento o utilizando el piano como apoyo se puede hacer una buena aproximación, pero seguramente quedarán detalles concretos que no se podrán explicar en profundidad. Es lo que me suele ocurrir cuando doy clases me música de cámara: si no se trata de instrumento de viento puedo pedir a mis alumnos la realización de una idea, pero no puedo llegar a los detalles técnicos. Pero esto no impide que pueda estimular al alumno para que busque él mismo la mejor manera de conseguir lo que le pido.

      Contestando a tu pregunta, considero que un buen pedagogo debe ser ante todo una persona realmente concentrada en la enseñanza en el momento de dar clase. No es necesario que sea un gran intérprete, pero sí tener un buen conocimiento de su instrumento y de la práctica real en el escenario. Lo que es realmente imprescindible es que sepa comunicar su saber hacer a sus alumnos de forma clara y efectiva. Una parte de ese saber hacer es técnico, por eso creo que debe conocer lo mejor posible el instrumento que está enseñando, pero hay otros muchos factores: estilísticos, de preparación, escénicos, anímicos y de otra índole que se pueden comunicar a alumnos de otras especialidades. Por eso animo a escuchar a profesores de otras especialidades. Seguro que encontraremos mucha información interesante.

      Me gusta resumir la cuestión entre la interpretación y la docencia con una frase: un buen profesor debe reunir dos cualidades: saber tocar y saber enseñar a tocar.

      Gracias otra vez por tu colaboración.

      JMR

      Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s