Una explicación, o la imprescindible organización del trabajo

Quienes seguís habitualmente este blog os habréis dado cuenta de que no ha tenido mucha actividad estas últimas semanas, aunque me consta por los mensajes recibidos que muchos consultáis habitualmente los artículos publicados anteriormente, sobre todo los de la sección «Apuntes de técnica».

Todavía quedan muchos temas que trataremos más adelante en esa y en las otras secciones, pero esta última temporada se ha acumulado mucho trabajo que no me ha permitido atender el blog con regularidad: hemos tenido conciertos, cursos y charlas, además de la intensa actividad que desarrolla el Conservatorio en estas fechas. Es el momento del curso donde se ofrecen más masterclass y actividades en el CSMN, y estamos preparando la Jornada de Puertas Abiertas para el 28 de abril. Además, me he embarcado en un par de proyectos que verán la luz hacia el mes de septiembre y que creo que os interesarán a todos los que tocáis un instrumento, no solo a los oboístas.

Es en estos momentos cuando se impone echar un vistazo a todo lo que se ha de hacer y establecer unas prioridades y un calendario para poder atender todos los compromisos debidamente. Es fácil entrar en pánico si se intenta abarcar de una vez todo el trabajo a realizar en una temporada determinada, pero esa visión apocalíptica queda matizada si se establece una adecuada temporalización: no todo es para mañana. Hay que detectar las fechas que son inamovibles, como las de un concierto, un curso o un examen, y establecer una buena planificación específica para llegar a ellas en las mejores condiciones, con el material bien estudiado y conservando la motivación y las ganas de hacer esa actividad concreta ese día. Otros proyectos a más largo plazo, en cambio, pueden quedar temporalmente en un segundo plano, se retomarán más adelante con energías renovadas. Si se organiza bien el trabajo y se dispone de una planificación específica para cada actividad, se consiguen mejores resultados rentabilizando cada minuto invertido.

El principal cambio que he tenido que hacer en mis rutinas para poder atender todos los compromisos es que apenas salgo a correr últimamente. No he abandonado el deporte, ni mucho menos, pero en este momento es la actividad que ha tenido que quedar en segundo plano. Entre semana tengo poco tiempo, y cuando llega el sábado suelo pasar el día en el ordenador. He hecho algunos kilómetros, pero no con la regularidad habitual. Aunque echo de menos el deporte, esta sensación queda compensada con la motivación extra que me proporcionan los otros proyectos en los que me he embarcado. Dentro de un par de semanas empezaré a estar un poco más libre y, además de atender este blog como se merece, empezaré a entrenar para mi siguiente reto deportivo: un maratón a finales de junio. Aunque ahora no estoy entrenando con regularidad, mantengo el peso habitual, y con el plan de recuperación que suelo utilizar al principio de cada temporada, pienso que podré terminar la carrera sin mayores problemas, que es mi objetivo en este momento, sin importar la marca.

Disponer de una buena rutina de recuperación es parte de una buena planificación del trabajo. Empezaremos con muchas semanas de antelación a la carrera con salidas cortas a ritmo suave, iremos aumentando el kilometraje y después la intensidad, prestando siempre atención a las sensaciones y a las señales que el cuerpo envía.

Lo mismo se puede aplicar a cualquier instrumento después de un período de menor actividad: un buen sistema de ejercicios de respiración, sonido, mecanismo y fortalecimiento garantiza recuperar el nivel habitual en pocos días. En cambio, intentar tocar el repertorio el primer día de forma desorganizada e irreflexiva resulta frustrante, además de contraproducente.

En otros artículos del blog hemos hablado de lo importante que es practicar varias actividades importantes para nosotros, de forma que cuando una de ellas no nos ofrece suficientes alicientes, las demás nos proporcionen la motivación necesaria para mantenernos activos cada día. En mi caso, el complemento ideal para mi trabajo en el Conservatorio es salir a correr o andar en bicicleta, pero en este momento estoy encontrando, además, esa misma motivación en los proyectos de los que os he hablado más arriba. El mes que viene, después de haber dejado éstos bien avanzados, volveré a ilusionarme con el siguiente reto deportivo. Otras personas pueden encontrar ese punto extra de motivación en otras actividades: leer, pasear, pintar, hacer fotografías, escribir, etc. Lo importante es que siempre se disponga, ya sea en nuestra actividad principal o en otras paralelas, de alicientes para sentir que cada día ha valido la pena.

 

JMR

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