Una vez descrito y trabajado el mecanismo de producción del sonido en el oboe desde su base en el apoyo en el diafragma hasta la embocadura, pasando por el control de la presión y de la velocidad del aire en la garganta, ha llegado el momento de hablar de los diferentes recursos que una adecuada técnica de emisión nos facilita. El que trabajaremos en los cinco artículos de esta semana es el vibrato.
El vibrato es una oscilación controlada y regular del sonido que puede ser utilizada para dar más interés al fraseo. Permite enfatizar ciertas notas, cargar de tensión un pasaje o suavizar el final de la frase, pero no se debe olvidar. Pero nunca se debe olvidar que solo elemento más más del fraseo y que no sustituye a una correcta dirección de los motivos musicales. Tan aburrida resulta la ausencia de vibrato como emplearlo siempre de forma constante y monótona.
No es infrecuente escuchar a instrumentistas que pretenden ocultar mediante el vibrato la ausencia de una idea de fraseo o sus problemas de afinación. No se debe caer en ese error, porque el hecho de poseer un buen vibrato no exime de la necesidad de frasear y también porque el vibrato debe estar siempre supeditado al fraseo y no pretender sustituirlo. Se debe conocer bien la obra, sus puntos de mayor interés, las inflexiones de las frases y los cambios de armonía. De este modo y con la ayuda del gusto musical de cada intérprete se podrá construir un fraseo coherente, uno de cuyos elementos será el vibrato, que tendrá una velocidad y amplitud adecuadas al estilo de la obra.
En cuanto a los mecanismos concretos que intervienen en la producción del vibrato existen tres maneras diferentes de obtenerlo, cada una con sus particularidades:
- Vibrato de mandíbula: consiste en un movimiento ascendente y descendente de la mandíbula que hace que la caña esté alternativamente más o menos sujeta, lo que produce una oscilación en la altura del sonido. No es recomendable salvo en circunstancias excepcionales —como una caña muy cerrada— porque, en general, se produce un vibrato muy marcado y de difícil control. Además, al modificar la embocadura se puede provocar una pérdida de calidad del sonido.
- Vibrato de diafragma: se produce al hacer pequeñas variaciones rítmicas en el apoyo del diafragma, como las que se producen al reír —ha-ha-ha—. Es el vibrato que utilizan los cantantes y otros instrumentos de viento como la flauta. Produce una variación en la intensidad del sonido. El movimiento efectuado sobre el apoyo en el diafragma es similar al realizado al tocar una serie de notas acentuadas, aunque mucho más atenuado.
- Vibrato de lengua, también llamado de garganta por ser ahí donde se produce: en este caso se trata de variar la colocación de la lengua en la garganta alternando la pronunciación de las vocales (O-E-I) según el registro en el que se esté tocando. A diferencia del vibrato de diafragma, se consigue una variación en la altura del sonido. Es el mismo movimiento de la lengua que se hace al cambiar de octava en los ejercicios de sonido: la posición de la lengua alternará entre la O y la E en el registro grave y entre la E y la I en el medio y agudo. Al igual que en vibrato de diafragma el movimiento será mucho menos acusado que en los ejercicios de sonido.
Al igual que en el resto de aspectos de la técnica del oboe se deben tener en cuenta sus especificidades, que hacen que un recurso empleado en otros instrumentos no sea necesariamente el más efectivo. Los cantantes o los instrumentos de viento que consumen gran cantidad de aire utilizan normalmente el vibrato de diafragma y hay oboístas que también lo usan porque es el que mejores resultados les proporciona, pero para muchos oboístas el vibrato de lengua o de garganta es más fácil de conseguir y les proporciona un mayor abanico de posibilidades expresivas.
En los artículos de esta semana explicaremos las diferencias entre estos dos tipos de vibrato —obviaremos el de mandíbula por ser poco conveniente— y propondremos una serie de ejercicios para trabajarlos.
JMR