Apuntes de técnica IX. El estudio de las escalas I. Las escalas como ejercicio de sonido

Además de trabajar el control del sonido mediante notas tenidas, octavas y otros ejercicios similares, una gran parte del estudio técnico que debe realizar el instrumentista a fin de dominar su instrumento está basado en un concienzudo trabajo sobre las escalas. Lamentablemente, no es hasta que se tiene cierto grado de experiencia que se es realmente consciente de lo importante que es este tipo de trabajo y de la cantidad de tiempo de estudio que ahorra si se hace correctamente y sabiendo cuál es la forma más adecuada de realizar cada ejercicio.

Al hablar de las escalas nos referimos a todo tipo de ejercicios que utilizan de una forma ordenada series regulares de notas en progresión, como los propuestos en el Cuaderno de estudio que compartimos hace unos días. Puede tratarse de escalas propiamente dichas, escalas en terceras, cuartas o cualquier otro intervalo, arpegios, ejercicios de intervalos repetidos, secuencias de notas que se repiten sobre cada grado de la escala o cualesquiera de los que se pueden encontrar en este y en otros libros y métodos.

Lo fundamental es que no se debe considerar el trabajo sobre las escalas como independiente del de sonido sino que debe ser una continuación lógica de este, y es muy importante que al pasar de un ejercicio a otro no se pierdan las cualidades que se han trabajado con el primero. Se deben utilizar los mismos recursos que permiten controlar el sonido en notas largas o en frases lentas, pero en este caso aplicados a estructuras y combinaciones de notas progresivamente más complejas. Es decir, el mismo gesto técnico que permite tocar manteniendo la ligadura en un salto de octava o en un arpegio lento —variando la velocidad del aire según cambie la tesitura y manteniendo el apoyo en el diafragma que da estabilidad al sonido— debe emplearse cuando se toca una escala a más velocidad, incluso si se hace con una articulación diferente al legato. Por muy difícil que resulte la digitación de la escala a estudiar deben evitarse golpes en el aire o interrupciones en su apoyo que podrían cortar el sonido o empobrecer su calidad.

Esta es la razón por la que los ejercicios propuestos en el Cuaderno parten de las notas tenidas —tomadas como la estructura más básica sobre la que trabajar relajadamente—, continuando con octavas y arpegios para ir llegando poco a poco y de forma natural a los ejercicios más elaborados y de mayor dificultad desde el punto de vista del movimiento de los dedos. Desde el punto de vista de la emisión del sonido podrían considerarse como ejercicios prácticamente idénticos.

El objetivo cuando se realiza cualquiera de los ejercicios no debe ser únicamente tocar esa serie de notas a una velocidad cada vez mayor, sino conseguir hacerlo con fluidez y limpieza tanto en la digitación como en la unión y el paso entre las notas. Para conseguirlo es fundamental prestar atención a mantener en todo momento un buen control de la columna de aire y a que la dirección y el soporte de este se mantengan constantes, a pesar del cambio de notas o de los saltos que pueda haber.

Como en tantos otros aspectos de la técnica del instrumento como la afinación, el picado, el vibrato, la articulación, etc. la condición indispensable para conseguir un paso fluido entre las notas y una digitación regular es controlar de forma adecuada la columna de aire. Si esta no está correctamente formada y mantenida se corre el riesgo de ir acumulando una corrección sobre otra convirtiendo la forma de tocar en algo dificultoso y antinatural la forma de tocar.

El estudio sistemático de escalas y ejercicios de digitación obliga al instrumentista a pasar por una multitud de combinaciones de notas en diferentes tonalidades. Este trabajo ayuda a acostumbrar a la musculatura —no solo la de los dedos— a realizarlas con eficacia, de forma que cuando se encuentre pasajes similares en una obra del repertorio no supongan una dificultad añadida que interfiera con su interpretación.

El trabajo de la digitación no es un fin en sí mismo, sino un medio para tocar las obras de forma confortable concentrarse libremente en su interpretación, y la base de todo el mecanismo está en un correcto control del sonido.

JMR

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