En estos días —marzo de 2020— cobra especial importancia tener unas nociones básicas sobre el mantenimiento de las cañas, puesto que los estudiantes no puede acudir en persona a su profesor para que se las retoque y se ven obligados a hacer ellos mismos los ajustes necesarios a medida que las cañas van evolucionando.
Para poder continuar con el estudio con la mayor normalidad posible la prioridad deber ser conseguir que las cañas sigan vibrando con facilidad, aunque esto suponga —en el caso de estudiantes que no tengan demasiada práctica haciendo cañas— sacrificar un poco la calidad del sonido, porque el tipo de retoque que este requeriría es más delicado y probablemente quede por el momento fuera del alcance de los alumnos menos experimentados.
Como dijimos en anteriores artículos, uno de los principales problemas es que las cañas no se mantienen invariables a lo largo del tiempo, sino que van evolucionando. Es fácil distinguir dos etapas en esta evolución:
- Una caña nueva se va endureciendo durante los primeros días de utilización. Puede resultar beneficioso si la caña estaba demasiado blanda al principio, pero muy probablemente necesitará —al tercer o cuarto día de uso aproximadamente— un retoque general consistente en raspar un poco más por las tres partes que forman el raspado. Tras ese retoque la caña se mantendrá estable durante el resto de su vida útil.
- Tras muchos días de tocar con una caña el material se va desgastando paulatinamente, hasta llegar a un punto en que la caña es demasiado suave, el sonido es demasiado claro y cuesta mucho controlarla. Probablemente haya llegado el momento de hacer una nueva.
Pero dentro de esa evolución natural del material se pueden hacer ajustes y algunas rutinas mantenimiento que alarguen la vida de la caña.
Limpieza de la caña
Una caña terminada —después de haber hecho el retoque general del tercer día— puede que vaya perdiendo capacidad de vibración y se vaya quedando cada vez más dura. En la mayoría de las ocasiones se puede solucionar limpiando el interior de la caña y así conseguir que la caña dure más tiempo.
Para conseguir una limpieza correcta es necesario que la caña esté bien humedecida, a fin de que se ablande la suciedad acumulada en su interior. Antes de empezar sumergiremos durante diez minutos toda la pala en unos dos centímetros de agua.

Existen diversas formas de proceder a su limpieza. Aquí explicaremos tres, para que cada cual elija la que le resulte más sencilla en función del material de que disponga.
- Podemos utilizar un bastoncillo hecho con una hoja de papel de fumar enrollada. Es práctico y se puede hacer en un momento, pero el proceso de enrollar la hoja sobre sí misma requiere cierta práctica.
- Un limpiapipas ofrece el mismo resultado sin la necesidad de hacer manualidades con el papel de fumar. Son muy baratos, por lo que se pueden desechar después de cada uso, pero no todos los estudiantes los tendrán y en este momento no es posible ir a comprar.

- En sustitución del limpiapipas se puede utilizar un alambre fino al que le daremos una forma de gancho en su extremo. En este gancho sujetaremos un hilo medianamente grueso que haremos pasar a través de la caña tirando del alambre. Es una solución fácil y muy efectiva.



En todos los casos pasaremos el limpiador por la caña las veces que estimemos oportuno, presionando suavemente con los dedos sobre las palas para que se apoyen bien sobre el limpiador.
Es recomendable terminar limpiando el interior de la caña en el grifo —no demasiado abierto— para eliminar las impurezas que hayan podido quedar.

El film de plástico
Aunque resulta muy útil para mantener la estanqueidad de la caña, hay que recordar que el plástico no permite eliminar la humedad, por lo que se debe cambiar a menudo. De lo contrario, la caña irá acumulando suciedad en ese punto y se puede enmohecer. Si esto ocurre la caña debe desecharse, por evidentes motivos de higiene.
Si se cambia el plástico todos los días y se permite a la caña que se seque sin él entre una sesión de estudio y otra se alargará su vida útil.

Problemas de abertura de la caña
Con el uso y el desgaste puede variar la abertura de la caña. En la mayoría de los casos se la puede recuperar utilizando un alambre o actuando cobre el tudel de la forma que se explicó en el artículo de ayer: en paralelo a las palas para abrirla o en perpendicular para cerrarla.

La caña está demasiado cerrada
Nos daremos cuenta de que la caña está cerrada si sentimos que no nos deja apoyarnos en ella con el aire y que debemos retenerlo mucho. Si no lo hacemos puede que el sonido salte a la siguiente octava.
Otros síntomas son que las notas graves suenan con dificultad y que la afinación tiende a subir. También podemos apreciarlo a simple vista con un poco de experiencia y sabiendo cuál es la abertura que nos conviene.
La caña está demasiado abierta
Una caña abierta facilitará mucho el grave, pero causará problemas de control de la segunda octava, que se quedará muy baja, y nos obligará a apretar con la embocadura en el registro agudo.
También puede sonar muy fuerte o con un timbre estridente a pesar de estar bien raspada.
Otros síntomas
Aunque resulta imposible describir todo lo que le puede ocurrir a una caña, intentaremos enumerar los problemas más frecuentes que se suelen presentar y sus posibles causas, para que se puedan probar las correcciones sugeridas en este artículo y en el de ayer.
Cuesta mucho tocar en el registro grave
Puede que la caña esté muy cerrada o muy dura. Se puede abrir de la forma que se ha explicado más arriba o aligerar su raspado quitando un poco más de las tres partes, incidiendo un poco más en el principio de los canales laterales, donde se forma la W.
Cuesta mucho tocar en el registro agudo
Puede estar muy abierta o muy blanda. En este segundo caso se puede cortar un poco la punta, volviendo a rasparla suavemente para redondear el borde duro que habrá quedado tras el corte.


El picado cuesta mucho o es demasiado duro
Puede que la caña esté muy dura —la podemos aligerar un poco por todo el raspado, incidiendo más sobre la punta— o que vibre poco. De ser así, podemos raspar un poco más de las dos esquinas.

También puede que la punta esté rota o astillada. En este caso podemos cortarla y volver a rasparla.
Cuesta tocar ligado y el sonido se corta en los saltos. Cuesta mover el sonido y hacer matices.
La caña vibra poco —podemos comprobarlo tocando el multifónico con la caña, hacer que ronque. Si no lo hace es señal de que no vibra—. Como en el caso anterior, podemos quitar un poco más de las dos esquinas y algo de la punta.
Cuesta estabilizar el sonido. Tiende a moverse solo y sin control
En este caso pueden ocurrir dos cosas:
- Puede que la caña o sus raspado sean demasiado largos.
- También puede ser que la caña esté demasiado blanda.
En ambos casos podemos cortar la punta, tanto para acortar la longitud de la caña como para quitar su parte más raspada y así endurecerla, sin olvidar que se debe retocar ligeramente la punta para eliminar el corte duro.
Suena aire
Probablemente esté demasiado dura. Podemos rasparla un poco por todo, respetando las proporciones del raspado.
Aquí termina, por ahora, la serie de artículos dedicados a las cañas de oboe. Volveremos la semana que viene con otros dedicados al estudio del instrumento.
JMR