Probablemente lo que más diferencie al oboe de los demás instrumentos de la familia de viento-madera sea la necesidad que tiene el oboísta de elaborar y retocar sus propias cañas, con la dificultad añadida de que estas van cambiando con el tiempo y el uso. Estos días —marzo de 2020, en plena situación especial causada por el coronavirus COVID-19— en que no es posible acudir en persona al profesor para que haga a las cañas los ajustes oportunos pueden ser un momento ideal para que los estudiantes empiecen a valerse por sí mismos y del el paso de fabricar y retocar sus cañas de forma autónoma.
En este primer artículo únicamente describiremos el atado de las cañas, y en los siguientes explicaremos el proceso de raspado y propondremos una serie de ajustes que se pueden hacer a las cañas para adaptarlas a nuestro gusto o para corregirlas según vayan evolucionando a medida que las utilizamos.
Como ocurre con cualquier trabajo manual, puede parecer sencillo hacer una caña siguiendo unas instrucciones detalladas, pero es la experiencia de hacer muchas la que nos proporcionará la facilidad y la seguridad de conseguir buenas cañas y nos indicará que tipo de caña es el más adecuado para nuestra forma de tocar —también parece sencillo moldear el barro viendo trabajar a un alfarero, pero la cosa cambia si nos ponemos nosotros a la tarea—. Lo más importantes es ser pacientes, no desanimarse y seguir intentándolo hasta que consigamos dominar cada gesto.
Además, haciendo de la necesidad virtud, en estos días de confinamiento en casa podemos pensar en hacer cañas como una manualidad que nos permita ocupar un buen rato en una tarea constructiva.
Antes de empezar, una recomendación: no esperéis a tener problemas con vuestras cañas para hacer otras nuevas o para empezar a aprender. Es probable que llegado el momento aún no controléis los movimientos, no os salgan bien y os pongáis nerviosos viendo que no tenéis cañas con las que tocar.
El mejor momento para aprender a hacer cañas es cuando no necesitamos hacer cañas.
Material
Este es el material y las herramientas que necesitaremos para fabricar una caña —incluyendo el atado y el raspado—:

- Pala, cortada y gubiada.
- Tudel. Aquí los utilizaremos de 47mm, la medida más habitual.
- Hilo.
- Cinta de plástico —film transparente sin adhesivo, como el que se utiliza para conservar los alimentos—.
- Tudelero —también llamado mandril—. Sirve de mango para sujetar la caña con firmeza y precisión. Si algún estudiante no dispone de él puede sustituirse por un destornillador u otro objeto que se ajuste al tudel. Lo necesitaremos tanto en el atado de la caña como en el en el momento de rasparla y retopcarla.
- Regla —con los milímetros marcados—.
- Navaja —con precaución, puede sustituirse por un cutter—.
- Placa metálica o de madera.
- Tijeras.
El atado de una caña
Veamos en primer lugar un breve vídeo con el proceso completo de atado de una caña, que describiremos con detalle un poco más abajo:
Paso a paso
Antes de empezar a atar nuestra caña tendremos la pala sumergida en agua hasta que esté bien saturada —entre cuarenta y cinco minutos y una hora—. De esta forma conseguiremos que esté más flexible y evitaremos el riesgo de que se rompa en el proceso.
1.- Con la cuchilla o un papel de lija afilamos los dos extremos de la pala por su parte exterior —la parte que brilla— unos cuatro milímetros, para que no se formen bultos al ponerle el hilo por encima y así conseguir que el atado sea más regular.

2.- Fijamos el hilo a un punto de apoyo firme —el tirador de una puerta, un poste, etc.— con unos cuantos nudos normales y dejaremos la bobina en el suelo.
En todos los pasos que vienen a continuación es muy importante observar y respetar la posición de las manos tal y como se ve en la imágenes.
3.- Introducimos el tudelero en el tudel y ponemos la pala sobre este, doblándola sobre sí misma y sujetándola con los dedos índice y pulgar. Con estos dos dedos podemos corregir la longitud y el centrado de la caña mientras la montamos. Los hay que prefieren fijar la posición de la pala sujetando el extremo por el que se dobla con un poco de cinta de plástico. Esto tiene la ventaja de mantener la posición pero, en contrapartida, dificulta hacer correcciones sobre la marcha.

4.- Medimos la caña desde un extremo al otro —desde el comienzo del tudel hasta la punta de la pala—. La longitud ideal puede variar según el material utilizado y la forma de la pala. En este caso ataremos la caña a 74 milímetros, que es una longitud bastante habitual.

5.- Aunque no es imprescindible, podemos marcar con un lápiz o un rotulador fino el punto exacto donde termina el tudel. Este punto nos servirá de referencia para no sobrepasarlo con el hilo durante el atado. Es muy importante no pasar de este límite, porque de lo contrario se ejercería demasiada presión con el hilo sobre la pala sin el apoyo del tudel y esta se deformaría, lo que afectaría al sonido y a la estabilidad de la caña.

6.- Para controlar mejor el atado es mejor tomar el hilo sujetándolo alrededor de los dedos dedos índice y medio de la mano derecha —como es lógico, el orden de las manos se invierte en el caso de las personas zurdas— en lugar de agarrar toda la bobina, que podría deshilacharse. Comenzamos el atado dando cuatro vueltas a la pala a tres milímetros aproximadamente de la marca que hemos hecho con el rotulador. Por ahora no daremos demasiada tensión al hilo, solamente la justa para mantener la pala en su sitio.
7.- En esta posición podemos corregir el centrado de la pala con los dedos índice y pulgar, como hemos dicho más arriba. Es importante que esté igual de cerrada por los dos lados, si no la caña se despalará cuando la raspemos y perderá aire. En el caso de que uno de los lados esté más abierto que el otro tendremos que desplazar la pala hasta este lado hasta que consigamos que la pala quede perfectamente simétrica. Hay que tener paciencia, es mejor repetir el centrado las veces que sea necesario —o quitar el hilo y volver a empezar desde el principio— que dejar pasar incorrecciones que condicionarán el resultado final de la caña.

8.- Una vez hemos conseguido colocar la pala bien centrada estiraremos de los dos extremos del hilo —tanto del que viene del punto de apoyo hasta la caña como del que va de esta a la mano que sujeta el hilo—tirando poco a poco hacia nosotros. Veremos que con el aumento de la tensión el hilo va apretando la pala y adaptándola a la forma del tudel. A partir de este momento es importante mantengamos constante la tensión del hilo.

9.- Damos vueltas al hilo hacia la punta de la caña hasta la marca que hemos hecho con el rotulador, cuidando de que queden bien juntas pero sin montarse unas sobre otras y sin sobrepasar ese límite.
10.- Una vez hemos llegado a la marca que indica el final del tudel pasamos la siguiente vuelta de hilo por encima de todas las demás de forma que quede por detrás de la primera que hicimos.

11.- Seguimos dando vueltas de hilo hacia el tudel hasta cubrir completamente la pala y una cuantas vueltas más. No es imprescindible llegar hasta el mismo tudel, pero sí que el hilo se mantenga siempre tirante.

12.- Llega el momento de hacer los nudos —antes de hacerlo sobre una caña podemos entrenarnos practicándolos sobre un lápiz—. Para preparar el primero de los dos nudos sujetaremos el hilo poniendo sobre él el dedo índice de la mano que sujeta la caña, para que no se afloje. En la mano que sujeta el hilo daremos una vuelta a la punta de los dedos índice y medio —abiertos como al hacer la señal de la victoria—.

13.- Introducimos la caña por ese lazo, con la punta de los dedos hacia arriba —si ponemos los dedos al revés no se hará el nudo—, y lo colocamos como si fuera la primera vuelta de hilo. Apretamos. Este nudo no es demasiado fuerte. Su única finalidad es sujetar eñ hilo mientras preparamos el nudo principal.


14.- El segundo nudo se hace prácticamente por sí solo. Basta con dejar que el hilo se enrolle sobre sí mismo acercando los extremos. Si es necesario, se le puede ayudar girándolo entre los dedos índice y pulgar.

15.- Al final del hilo enrollado se habrá formado un lazo. Solo falta introducir la caña por ese lazo, colocarlo junto al tudel y estirar hacia adelante y hacia atrás. Es importante que el último estirón sea hacia nosotros para que el nudo quede firme. Una vez atada la caña podemos utilizar el mismo hilo para montar otra a continuación.


Como hemos dicho más arriba, atar una caña puede parecer sencillo cuando se ve a otro hacerlo pero, sobre todo al principio, es muy importante cargarse de paciencia y ser cuidadosos en cada uno de los pasos descritos. La práctica nos dará la seguridad y la fluidez de movimientos que necesitamos.
Pero, sobre todo, no esperéis a necesitar cañas para empezar a prender a hacerlas. Es mejor pensar en ello como un relajante trabajo manual.
JMR