
Este curso abrimos una nueva etapa en este blog, con cambio de nombre incluido. Sus contenidos serán similares a los que hemos venido ofreciendo hasta ahora, con artículos sobre la interpretación y la enseñanza de los instrumentos —incluyendo la sección Apuntes de técnica— complementados con algunos sobre mi afición al deporte y su relación con la práctica musical, otros acerca de la organización de las enseñanzas musicales y también sobre la optimización del tiempo de estudio personal.
Por otra parte, en las próximas semanas iremos abriendo nuevas secciones sobre las que iréis cumplida información. Como siempre, seguiremos dando a cada una de las publicaciones un enfoque eminentemente práctico para poder aplicar en clase o en nuestro trabajo personal lo que la experiencia me ha ido enseñando.
Para mí esta está siendo una temporada de cambios: hace unos días cumplí cincuenta años —como soy una persona optimista me gusta pensar que me voy acercando a la mitad de mi vida— y es un buen momento para hacer balance de lo aprendido y de lo vivido hasta ahora y seguir haciendo planes para el futuro.
El año pasado completé mi reto deportivo de completar cincuenta maratones antes de cumplir esta edad, y hace ya unos meses que cambié las zapatillas de correr por la bicicleta de carretera, con la que a partir de ahora cubriré mi necesidad de mantener una actividad física regular. Como ya sabéis los que habéis ido siguiendo este blog los últimos años, para mí representa una gran ayuda tanto mentalmente como en relación con mi actividad profesional en las distintas facetas que ofrece el mundo de la música.
Por otra parte, acaba de publicarse mi segundo libro, titulado La técnica instrumental aplicada a la pedagogía, en la editorial Redbook, con lo que el trabajo que me mantuvo ocupado gran parte del curso pasado quedará terminado. Ahora me tocará viajar para hacer presentaciones del libro por distintas localidades; así quizá tenga la oportunidad de conoceros a algunos de vosotros.
Por último, este también es para mi un momento importante de cambios en mi trabajo puesto que, tras haber sido profesor de oboe en el conservatorio superior durante los últimos veintiocho años y haber podido seguir ejerciendo en el mismo, he decidido pasar a trabajar en el conservatorio profesional. Echaré mucho de menos a mis antiguos alumnos, a los que me une una muy buena relación y que saben que siempre podrán contar conmigo para lo que necesiten, pero esta nueva etapa en otro nivel educativo me llena de ilusión. Está siendo un trabajo diferente, pero igual de satisfactorio para mi. Además, liberado del trabajo burocrático y organizativo que exigía el puesto de jefe de estudios que ocupaba, voy a tener más tiempo para lo que realmente me interesa: mis alumnos, mi instrumento… y este blog.
Un lápiz en el atril
No fue fácil encontrar un nuevo nombre para esta página. Quería que fuese fácil de recordar y que reflejara claramente lo que en ella se puede encontrar, pero sin ser demasiado evidente ni caer en lo convencional. Tras haber estado tomando notas durante un tiempo y desechar multitud de nombres posibles la idea me llegó como la inspiración suele hacerlo muchas veces, en el momento más insospechado —y no sentado detrás de una mesa, como muchos parecen creer— .
Iba conduciendo de camino a un ensayo cuando apagué la radio y me puse a pensar en qué sería aquello que mejor visualizaría el momento en que un músico está trabajando, ya sea estudiando, ensayando, tomando notas o dando clase. No podía ser el propio instrumento porque, aunque yo sea oboísta, en este blog hablamos muchas veces de todos ellos en general, ni me gustaban los términos demasiado técnicos o formales; tampoco los muy académicos. Así que decidí fijarme en lo más simple: ¿qué tiene en común todos los instrumentistas cuando están estudiando, enseñando o ensayando? ¿qué herramienta utilizan todos ellos? ¿qué tienen siempre a la vista?: un lápiz encima del atril.
¿Para qué sirve un lápiz?
Al estudiar podemos utilizar el lápiz para hacer correcciones, apuntar ideas, llamar la atención, resaltar algún punto interesante o delicado y para hacer todas las anotaciones que nos ayudan a dar sentido a la música. Esas indicaciones nos proporcionan seguridad mientras estamos tocando, y tienen la ventaja añadida de que se puede borrar lo escrito y así dar cabida a nuevas ideas o a otras formas de ver esa misma música, lo que nos permite evolucionar.
Con esas anotaciones también podemos orientar el trabajo de nuestros alumnos y resaltar lo que nos parece más importante para su progreso con el instrumento. También podemos improvisar y dibujar aclaraciones a las explicaciones que les vamos dando, escribir nuevos ejercicios o adaptar los ya existentes a las necesidades de cada alumno.
Pero ese mismo lápiz es también, obviamente, un instrumento de escritura. Sirve para tomar una serie de notas en cualquier momento y que no se nos escape ninguna idea, pero también para desarrollar sobre un papel un texto completo que refleje nuestras opiniones y reflexiones, como es el objetivo de esta página que acabamos de estrenar.
Os animo a participar siempre que queráis con vuestras opiniones, dudas e inquietudes. Serán bienvenidas, como siempre.
JMR
¡Muchísimas felicidades, querido maestro, y que vaya muy bien esta nueva etapa!
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Muchas gracias, María. ¡Ya estamos en marcha!
Ánimo con el nuevo curso
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