La cuenta atrás

DSC_0781El pasado domingo superé el penúltimo paso del reto que me fijé hace unos años: correr cincuenta maratones antes de cumplir los cincuenta. Fue en el Maratón del Plazaola, por la vía verde del antiguo tren entre Lekunberri y Andoain. Mi maratón número cuarenta y nueve justo la semana en que cumplía cuarenta y nueve años.

La idea de fijarme una meta como esta surgió hace unos años, cuando ya llevaba unos cuantos corriendo y las expectativas de mejorar mis marcas dejaron de ser realistas. Fue el momento de buscar otro aliciente para seguir saliendo a correr en aquellos días en que el cuerpo te está pidiendo hacer cualquier otra cosa menos eso. No hay nada mejor que tener una meta precisa para mantener una regularidad en el entrenamiento (y en el estudio del instrumento también, ya lo sabéis), y si ya no podía fijarme un objetivo por tiempos, podía marcarme otro distinto simplemente en el hecho de ir terminando carreras y disfrutar de ellas al ritmo que la edad y las posibilidades de entrenar me seguían permitiendo.

El primer cambio que hice fue en cuanto al tipo de entrenamiento. Como lo que ahora me interesaba era solamente tener una forma física que me permitiese terminar las carreras disfrutando de ellas, prácticamente dejé de hacer series de velocidad y me concentré en buscar buenas sensaciones en carrera, aunque el ritmo fuera sensiblemente menor. Llevo unos años dedicándome a hacer rodajes largos por recorridos diferentes, buscando el disfrute del momento mismo del entrenamiento por encima de la expectativa de un determinado resultado. No es conformismo, es constatar con de forma realista que el cuerpo no reacciona como hace diez años y que el esfuerzo que me requeriría acercarme remotamente a aquellas marcas no merece la pena. Ahora prefiero disfrutar del deporte de otra manera. Es simplemente otra etapa de la vida. Al igual que el cuerpo ya no responde de la misma manera, la motivación tampoco es la misma, y si me hubiera seguido fijando objetivos de tiempo como hace unos años no habría conseguido más que frustrarme al comprobar que no eran posibles y que me estaba metiendo en una inútil carrera contra el tiempo. Si contra éste no se puede luchar, quizá sea mejor convivir con él y encontrar lo mejor en cada etapa de la vida.

El resultado de un maratón es la combinación de las facultades físicas del momento y de la capacidad de dedicación y entrenamiento. Quizá se pueda compensar la pérdida de las primeras con algo más de entrenamiento, pero sin obsesionare y sin perder la perspectiva de que el tiempo va pasando. En mi caso, decidí limitarme a planificar un tipo de entrenamiento que además de permitirme terminar la siguiente carrera me hiciera disfrutar de cada salida. Ese fue el momento de dejar de mirar el reloj y contemplar el paisaje. Por eso ahora elijo maratones más variados y en lugares diferentes, en lugar de los más rápidos en los que es posible hacer una mejor marca.

La carrera del domingo pasado se la puedo recomendar a cualquiera que quiera correr un buen rato en el bosque por un valle, el de Leizarán, apenas modificado por la mano del hombre más allá de la propia pista que ocupa el lugar de la antigua vía. El hecho de atravesar una treintena de túneles (el más largo de casi tres kilómetros), añade un aliciente al recorrido. Si alguien lo prefiere, además del de 42 kilómetros, se puede hacer otro recorrido de 26, partiendo del pueblo de Leiza (aquí se rodaron muchas escenas de la película «Ocho apellidos vascos»). Un detalle curioso es que los kilómetros están marcados en sentido descendente, al revés de lo habitual. Quizá sea un guiño a mi propia cuenta atrás.

El mismo día de esta carrera se batió en Berlín del récord del mundo de maratón. El atleta que lo consiguió invirtió prácticamente la mitad de tiempo que yo. Está claro que teníamos objetivos diferentes.

Dentro de poco más de un mes, si todo va bien, correré mi último maratón, el Marathon des Villages de la Presqu´île de Cap Ferret. Será el momento de imaginar nuevas metas y seguir disfrutando de otra manera del deporte de ser músico.

Mi bici me echa de menos…

 

JMR

 

 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s